Fernando López
Si este libro lleva el título de Historia Queer del Flamenco es, al menos, por dos razones: en primer
lugar porque una de mis motivaciones fundamentales como investigador y artista ha sido buscar,
analizar y reivindicar figuras y espacios «marginales» del flamenco que no aparecían en los manuales
habituales sobre este arte y cuya ausencia daba, a mi entender, una imagen distorsionada sobre quiénes,
dónde y cómo han hecho «flamenco» (y por qué) a lo largo de su reciente Historia. Este grupo de gente
«rara» incluye a feministas, travestis, machorras y afeminados, pero también a gitanos, personas con
diversidad funcional e intelectual, guiris y artistas «incomprensibles» empeñados en hacer las cosas «de
otra manera» sin renunciar por ello a la categoría de «flamenco».
En segundo lugar, lo «queer» de esta Historia es mi mirada: del mismo modo que existen las
categorías de «flamenco tradicional» y de «flamenco contemporáneo» (así como las políticas que de ellas
se derivan) existe también una Historia tradicional sobre el flamenco que procede de un tipo de mirada
que aquí intento «desviar»: desviar la mirada para hablar del cuerpo y desde el cuerpo abandonando
debates bizantinos sobre purezas e impurezas; anécdotas sobre la vida de los artistas que se hallan
completamente desligadas de los procesos de creación; mitologías sobre «genios» que parecen más
profetas que artistas y que parecen hacer arte en solitario y completamente desligados de sus
colaboradores y del momento histórico, social, económico y artístico en el que vivieron. Desviar la
mirada menos para hablar sobre las «sombras» del flamenco (alcohol, prostitución, drogas, trabajo
infantil, etc.) como para hablar «desde las sombras», para intentar entender sin juzgar, que diría Spinoza,
para añadir teselas a un mosaico complejo que nos obliga, para verlo, a guiñar uno y otro ojo, a hacer
idas y venidas entre la mirada «con lupa» que acaricia los detalles y la mirada paisajística que engloba la
totalidad de los elementos. Por supuesto, para mirar otras cosas y sobre todo de otra manera, a veces
hay que cerrar los ojos y dejar pasar unos segundos con la mente fundida en negro, lo cual se traduce en
ausencias que los especialistas en flamenco notarán en este trabajo: hay temas de los que evidentemente
aquí no se hablan o que sólo se observan de refilón. Por otro lado, la «mirada desviada» que propongo
asume un ligero bizqueo sobre ciertas cuestiones que formulo por vez primera, y en las que
seguramente sean necesarios progresivos ajustes de enfoque para dar cuenta de ellas con total precisión.
En el primer capítulo, jugando sobre el doble sentido de la palabra «género», intento analizar el
surgimiento del flamenco así como las desviaciones de «género» que parecen aparecen de manera
simultánea al establecimiento de ciertas cláusulas normativas. Respetando a la vez un eje cronológico y
temático, intento determinar las (dis)continuidades entre dos espacios «íntimos» donde se guarece el
arte flamenco «tradicional»: los cafés cantantes (1850-1920) y los tablaos, surgidos en la década de 1950
e interrogados en este capítulo hasta 1975. Abordo tanto cuestiones artísticas, como los códigos de
movimiento en el baile para hombres y mujeres o el reparto de roles entre músicos y bailaoras, como
cuestiones sociales tales como la precariedad laboral, la cosificación del cuerpo de la mujer, la
prostitución, el consumo de alcohol y drogas, el trabajo infantil, los poco disimulados flirteos entre el
mundo jondo y las élites del Franquismo y la evolución de la «disidencia de género» (transformismo,
letras de canciones de contenido feminista, etc.) antes y después de la Guerra Civil (1936-1939).
En el segundo capítulo, el foco está puesto en tres formas de «transición»: en primer lugar, la
política, en relación con los nuevos artistas flamencos «comprometidos». En segundo lugar, la estética,
a través de la aparición del llamado «baile flamenco contemporáneo», en relación con el cual explico los
diferentes factores que favorecieron su surgimiento (entre 1975 y 1990) y, en tercer lugar, la transición
de género, que ya se anunciaba años antes de la muerte del dictador pero que estalló de manera
definitiva en las décadas de 1970 y 1970: activistas gitanos, cantaores izquierdistas, travestis y
transexuales se dan cita en este capítulo unidos por un doble deseo de libertad individual y colectiva.
En el tercer capítulo, centrándome en un periodo mucho más reducido, de 2008 a 2018, que se
corresponde además con el periodo vivido por mí en primera persona como artista e investigador,
intento mostrar los efectos que la crisis económica de 2008 tuvo en el universo del flamenco y cómo los
artistas tuvieron que desarrollar diversas estrategias de supervivencia para poder seguir trabajando. Si en
el primer capítulo hablábamos de «desvíos» (inmediatos) de la norma, y en el segundo de «transiciones»,
en este último capítulo hablamos de «crisis», también en plural: la económica, la política y «la de
género», en estado creciente en el ámbito flamenco y que apenas logro cartografiar con trazo gordo.
Tres «furreteos» clausuran este libro: en el ámbito flamenco, «furretearse» o «folletearse» quiere
decir salirse de compás, equivocarse mientras se zapatea, terminar a destiempo, emborronar(se)
rítmicamente; folletearse es, en el fondo, un «arte queer del fracaso jondo» que quería utilizar como 1
espacio de posibilidad para injertar varias reflexiones que desvían la atención del tema principal para
«irse por las necesarias ramas» de las cuestiones gitanas y el esbozo de lo que habría de ser una historia
tullida y una historia guiri del flamenco que vendrían a completar, ampliar y discutir los parámetros
desde los que he redactado este trabajo y algunas de las conclusiones generales a las que he llegado.
Quisiera finalizar esta introducción con una sencilla imagen que resume el modo en el que
concibo este libro, como resultado de alguien que ha aprendido a mirar el flamenco (y todo lo que éste
comporta de manera directa o indirecta) «a hombros» de investigadores y artistas que, antes que yo,
hicieron un trabajo de valor incalculable sin el cual este libro no sería ni imaginable: como un niño en
una cabalgata atestada de gente, he escalado por los cuerpos de diferentes investigadores y artistas para,
una vez encaramado a sus chepas, ver algo que por mí mismo y desde abajo no podía ver; algo que,
ellos mismos sólo podían entrever porque mis ojos, subido a sus espaldas, llegaban «más lejos». Subirse
a hombros de alguien no se hace sin zarandeos, temblor y vértigo por parte de quien se sube y tensión
muscular por parte de quien soporta el peso. Implica confianza por parte de quien escala y generosidad
por parte de quien ofrece su cuerpo para que otro alargue su mirada. Esto es lo que deseo para mi
lectxr: que se encarame a mis hombros para mirar más lejos y ver más que yo mismo, «a través de mí,
más allá de mí». Nos vemos al final de la escobilla...Buen viaje.
Plazas disponibles: 20.
Fecha de realización: miércoles 29 de marzo.
Punto de encuentro: Posada del Potro.
Hora: 19:00h.
A cargo de: -.
Información: Por cada reserva de adulto podrá apuntar a un máx. de 2 menores (hasta 14 años) no repercutiendo en el cómputo de actividades del programa, si no hay plazas suficientes para el adulto y los niños se les inscribirá en lista de espera, en caso de que no sean menores de 14 años podrán ser excluidos de la actividad y el programa. Recuerda hacer un uso responsable, si no puedes asistir, deja la oportunidad de que otra persona pueda disfrutar de ello. Para cualquier duda puedes enviar un email a la dirección: info@actividadescordoba.es
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